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La noche del 18 de julio, la guitarra de Amos Coulanges maravilló a un buen número de admiradores reunidos en la Fundación Conocimiento y Libertad (FOKAL). A pesar de la lluvia de ese día, los nostálgicos del virtuoso Coulanges se desplazaron a la Fundación y esperaron impacientemente los primeros acordes. El guitarrista hizo un largo viaje en compañía de los melómanos presentes. El tema de la velada fue la guitarra en dos orillas, una invitación a visitar a los grandes maestros de Europa, los del lado atlántico de América, el Caribe y Haití. Johann Sebastian Bach, Mauro Giuliani, Isaac Albeniz, Villa-Lobos y Frantz Casséus fueron, entre otros, los guías de esta viaje musical clásico. Amos Coulanges también deleitó a los asistentes con composiciones originales de su propio repertorio.

El concierto tomó la forma de una charla. Amos anuncia los títulos y cuenta anécdotas interesantes haciendo muestra de un humor inigualable. De esta manera hizo saber que “La Balancelle” fue escrita para una película. “Supérius” fue compuesta para Les Dames Sara, documental de Michelle Lemoine. Tuvimos derecho a la poesía con esta bella cantata en homenaje a Toussaint Louverture.

La guitarra hizo sonar acordes impresionantes. Mediante los dedos expertos de Coulanges cobran vida diferentes ritmos tales como: vals, merengue, milonga y fuga. Las melodías que toman vuelo entre sus dedos y las variaciones de los temas explorados hacen muestra de un gran refinamiento. ¡Qué técnica! Se pasa de una melodía a otra mediante un encadenamiento armonioso. Los temas musicales se desarrollan como un ejercicio de disertación.

Solo con su guitarra, podría decirse que está acompañado por músicos invisibles. Quedamos absolutamente fascinados con los efectos de sus percusiones. ¡Qué estilo tan espectacular el de Amos Coulanges! Estaba visiblemente feliz de tocar para un público ubicado al alcance de su mirada.

Amos Coulanges domina la guitarra, este instrumento noble y antiguo cuya historia se remonta a más de cuatro mil años. Cuando Amos toca, no lo hace sólo para divertir, su música representa un viaje al territorio del melómano y lo lleva a reflexionar y a soñar.

Cuando se escucha una música de tal belleza, uno se imagina “Un país reforestado, con cascadas…”. Como dice Coulanges: “La música no va a cambiar Haití, pero podemos inspirarnos en ella para reconstruir el país”.

Este concierto interesaba enormemente a Coulanges pues quería a toda costa reconciliarse con sus primeros amores: los melómanos de Haití.

Le Nouvelliste