El 19 de agosto de 2016, en la ciudad de Jacmel, el cineasta Arnold Antonin, en estreno nacional, proyectó su último documental René Depestre…On ne rate pas une vie éternelle. Son cien minutos de un maravilloso viaje a través de la vida de un eminente hijo del siglo XX, ocupante de la casa de las humanidades…

El sol se habrá ocultado pero queda el calor ligeramente húmedo de esta tarde de agosto de 2016. Al fondo del patio interno de la Alianza Francesa de Jacmel, entre inmensos muros de piedras marinas y de conchas, se reúne el público presente: una mezcla de jóvenes, autoridades y expatriados. Esta pequeña muchedumbre espera el estreno nacional del último trabajo del sólido Arnold Antonin quien decidió presentarlo en este espacio intimista y un poco vintage. El protagonista del film es un hijo de la ciudad, un hijo del mundo y de las humanidades, un hombre de mil vidas e impetuoso tanto en sus afiliaciones como con sus rupturas políticas e ideológicas. René Depestre…On ne rate pas une vie éternelle pasa los primeros de sus cien minutos en este espacio cercado repleto y silencioso. Con una sinfonía se deslizan las citas, la de Charles Baudelaire y su convicción de que el hombre no puede vivir sin poesía, la de Georges Bataille, persuadido de que el erotismo, de la cuna a la tumba, se apropia de todo y la de Philippe Sollers para quien “toda escritura, así lo quiera o no, es política”. El lodo que hay que remover para conseguir una pepita de oro enmarca esta vida de combate y lucha de René Depestre, nacido un 29 de agosto de 1926. Entre poesía, erotismo y política, la trama de la biografía del poeta que escribe de pie, como dice haber vivido, está plantada en un espacio verde, de belleza, de azules, de mar “del Padre Caribe”.

Su infancia, afectada por el fallecimiento de su padre en el año 1936, fue reconfortada por su madre quien hizo “enormes sacrificios” por él y sus hermanos pues era necesario estudiar. El precoz poeta, cuenta en el documental, adoraba pero no se copiaba de sus ilustres antecesores, entre los que figuran el poeta cubano Nicolás Guillén así como Jacques Roumain y Roussan Camille, a quienes conoció en el liceo Alexandre Pétion. Etincelles, la primera recopilación de poemas que publicó como autor a los diecinueve años, en esa época, tuvo el efecto de una “bomba incendiaria”: “No vendré esta noche a tejer al filo de tu mirada las horas de abandono, de ternura, de amor…Camaradas de bronce han llamado a mi juventud al asalto de esta ciudadela que se desploma…No vendré a ahogar mi tristeza en el mar tumultuoso de tus cabellos de ébano…¿Qué sentido se le puede dar a nuestros besos, a nuestros abrazos en esta ardiente noche febril si nuestro amor queda indiferente a los llamados desesperados del sufrimiento humano?” Depestre es subversivo, él quien confiesa haber estado desde la infancia “impactado por las injusticias que veía en Haití”.

El camino fue trazado con La Ruche (La Colmena, diario político y literario), dedicado a André Breton, poeta surrealista francés cuya visita a Haití representó un paso hacia la escalada y el arresto de René Depestre el 5 de enero de 1946. En prisión, el poeta escribe los primeros poemas de la recopilación Gerbe de sang (Ramo de sangre). La semilla de la voz única de Pierre Brisson da una segunda vida a sus palabras “Pienso en el primer orgasmo de mi amada para que la prisión sea un lugar de esperanza”. Su estadía detrás de los barrotes fue corta. Entre el 7 y el 11 de enero se produjo una verdadera insurrección popular llamada Los cinco gloriosos que llevó a la caída del presidente Lescot. Los jóvenes revolucionarios, después de la euforia y la ilusión de ser un “poder oculto” fueron confrontados con los viejos zorros de la política que acaparan el poder. En primer lugar, se produjo una junta militar compuesta por Lavaud, Levelt, Magloire y Estimé, quienes tomaron el poder después de las elecciones, el 16 de agosto de 1946.

Francia

Los jóvenes revolucionarios son neutralizados y desacreditados. La beca de estudios de medicina ofrecida a René Depestre fue una válvula de escape y un medio para reencontrar a Jacques Stephen Alexis y Gérald Bloncourt. El autor de Face à la nuit (Frente a la noche), fue recibido en una estación ferroviaria de la Ciudad de la Luz por Aimé Césaire, uno de sus mentores que, en su calidad de artista, pinta con sus palabras a René Depestre: “Lo que me parece lo más característico de Depestre es esa felicidad casi infalible con la cual maneja la integración del evento más actual y los eventos inmediatos en el mundo poético más auténtico. Esa facilidad de remover la aventura humana, esa facilidad de hacerla gotear de imágenes y hacerla resonar con el canto”. René Depestre, el poeta en el alma con un ADN político interrumpe sus estudios de medicina. Las letras y las ciencias políticas encajan mejor con el personaje, inscrito en el partido comunista francés por el propio Aimé Césaire. “Alexis y yo frecuentamos a miembros de la intelligentsia francesa”, cuenta Depestre, con postura de confidencia, escuchado por Arnold Antonin, en su casa de Lézignan-Corbières, al sur de Francia. Se llaman Éluard, Camus, Sartre y Aragon.

Las actividades militantes de René Depestre provocan su expulsión de Francia y se dirige hacia la Checoslovaquia comunista. Allí, sorprendido por el desfase entre el conocimiento literario y la realidad política, el aspecto transversal y el autoritarismo del régimen, vuelve a empacar sus maletas y parte con su esposa después de haber conocido al escritor brasileño Jorge Amado y al ilustre poeta chileno Pablo Neruda, autor de Canto General de 1950, donde se exaltan las luchas de los pueblos de América Latina. Depestre vuelve a recorrer el mundo, de una expulsión a otra en Europa, René Depestre arriba a Chile en 1953, luego se dirige a Brasil. A la formación de dirigente político que realiza se le pueden agregar sus conocimientos sólidos del comando. La pluma no es la única arma que manipula el poeta quien, después de algún tiempo, vuelve a ser expulsado antes de que su ancla roce las aguas cubanas. El tiempo pasa y René Depestre se refuerza y se hace amigos de las más grandes figuras a nivel mundial. La película, ricamente documentada, muestra a Depestre en fotos codeándose con personalidades del comunismo internacional como Mao Tse Tung en cumbres internacionales.

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Arnold Antonin respondiendo preguntas de la asistencia después de la proyección del documental

Regreso a su país natal, diálogo glacial con François Duvalier

El regreso a su país está marcado por la polémica en las columnas del diario Le Nouvelliste con su amigo Jacques Stephen Alexis. La narradora Myrtho Casséus recuerda: “una triste polémica”. “Ambos vuelan a ras del suelo”, Alexis firma “La mano en el bolso” y Depestre “El negro desenmascarado”.

Este regreso al hogar incluye también un diálogo con François Duvalier. El poeta destaca que tomó distancias con Duvalier a raíz de sus represiones a la disidencia. El dictador, tejiendo su telaraña, se la juega mediante chantajes y amenazas. Con certeza René Depestre terminaría mal si estorbaba al régimen y al contrario le propusieron trabajar en la sección cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores, al lado de Lesly Manigat, el cual rechazó. El autor de Etincelles declara: “Duvalier mantenía un revólver junto a una Biblia, algo que me parecía de muy mal gusto”, y agrega que tuvo que tomar precauciones para no arriesgar su vida.

La nueva válvula de escape, para salir de esta capa de plomo que recubre a Haití, fue Cuba, después de la caída de Batista. René Depestre fue recibido por el Ché quien, al igual que Castro, había leído El sentido de la revolución, en las columnas de Le Nouvelliste. Depestre vivió en Cuba durante veinte años y sostiene haber participado a fondo en el proceso revolucionario. Don Quijote es la primera obra publicada con más de 100.000 ejemplares para imprimir del cual fue responsable. El divorcio de su primera esposa, para casarse con la cubana Leslie Campo quien le dio dos hijos, fue sumamente doloroso para el escritor quien dice vivir sin mantener culpabilidad en toda lealtad. “Con el rostro bañado en lágrimas, le sonrío a tu recuerdo. Adiós, mi pequeña niña de las noches vividas bajo tu sol”. La experiencia cubana se termina con una discrepancia. Dice haber tomado posición en defensa de Heberto Padillo, poeta cubano acusado de ser contra-revolucionario. Para Depestre, bridar las ideas e imponer un pensamiento único eran señales del totalitarismo naciente en Cuba.

Después de Cuba, la UNESCO ofrece a Depestre un apeadero durante diez años. “Me encontraba en una fase de reciclaje intelectual, moral y ético”, confía a Arnold Antonin. Produce Le Mât de Cocagne su primera novela en París, publicada por Gallimard en 1979. El año siguiente lanza Alléluia pour une femme-jardin que obtiene el premio Goncourt en 1982. Luego vino la novela Hadriana dans tous mes rêves, de 1988. Esta obra recibe, entre otros premios, el Renaudot. Bonjour et adieu la négritude es percibida como una forma de ruptura. Acepta y se acepta “Hasta el día de hoy debí ser un electrón libre después de La Ruche y no someterme a iniciativas sobre las cuales no tenía ningún control”, confiesa Depestre quien, a los 88 años momento en que hizo esta confesión, miraba a la muerte a los ojos y sin miedo. “Mi propia muerte la tengo enfrente”, cuenta el poeta por quien, esta vida “su vida, es una vida eterna”. “No se puede perder una vida eterna”, dice el poeta, el hombre René Depestre. “Nadie se convierte en hombre hasta que no ha visto andar a su lado a su propia muerte a la luz del crepúsculo y llorar de alegría por la belleza del mundo”, reza el canto del erotismo solar, el padre del geo-libertinaje. Para él, ya que hay que vivir en el planeta de forma poética, el sexo es sagrado. No se encuentra en la contabilidad, como Casanova, sino en el descubrimiento de la japonesa, la sueca, la italiana…de la cultura. “El porno es mi enemigo personal. Cuando escucho hablar de pornografía, saco mi revólver”, asevera el viejo revolucionario. En el porno, existe una suerte de degradación a la mujer, considera René Depestre, quien se convirtió en ciudadano francés. Dice que es un francés más, así como para decir que es un ciudadano del mundo…

Los minutos pasan. Los aplausos se hacen escuchar. Para un buen número de espectadores esta película fue un descubrimiento. “Gracias por este viaje”, dijo una joven. “Entiendo mejor al Depestre que me habían enseñado a odiar porque lo presentaban como el traidor, el oportunista”, confiesa por su parte un hombre entrado en los cincuenta. Ninguna personalidad de esta envergadura es extraña a la controversia, explica Arnold Antonin, quien subraya haber escogido la ciudad de René Depestre para estrenar su documental. Michelet Divert, director del departamento cultural, agradecido por este gesto del cineasta, tiene pensado proyectar el documental para los colegiales después del regreso escolar. Más que emocionado al alba de sus 90 años, René Depestre entra en modo de confidencia, este documental “es un canto maravilloso y barroco que le da veracidad a mi vida y a mi trabajo”…

Le Nouvelliste