Excelencia, Querido Embajador Lesly David de la Republica de Haití, Señora Embajadora Deborah David.

Me siento muy honorado en dirigirles un gracias lleno de afecto y reconocimiento en nombre de todos les colegas Embajadores del Cuerpo Diplomático acreditado ante la República Bolivariana de Venezuela, y de todos los invitados, por la amable invitación a participar en el Día de la Bandera de Haití.

He leído una curiosidad: parece ser que en el desfile de inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín de mil novecientos treinta y seis (1936) observaron que había dos países con la misma bandera!! (Leichtenstein y el propio Haití). Los habitantes del Leichtenstein rápidamente decidieron solucionar el conflicto banderil incorporando una corona a la bandera del pequeño país europeo. Para no ser menos, en Haití también añadieron algo a su bandera, concretamente el escudo de armas.

La bandera de Haití es insignia de un pequeño país que aún conserva la dignidad de haber sido la primera república negra del mundo en conquistar su independencia; insignia de tantos años jalonados de constantes avatares amenazado su propia existencia; insignia de tantos años de lucha contra todo, a menudo contra la misma naturaleza, empeñada tantas veces en comprometer su perpetua lucha por la supervivencia. Siempre henchido de orgullo por su glorioso pasado cuyo recuerdo queda simbolizado por las dos franjas azul y roja de su Bandera, testimonio imperecedero de una de las mejores páginas de su historia.

Estamos aquí para rendir honores a un País que ha afrontado en su historia grandes dolores y que siempre ha sabido recomenzar con gran coraje y valentía y volverse a levantar para comenzar un camino nuevo y una historia nueva. Es un ejemplo para tantos pueblos de nuestro planeta.

Muchas gracias.