Bureau de Communication de la Présidence

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Señoras y Señores,

 

Estimados editores y escritores,

Tengo el placer de recibir en el Palacio Nacional a estos ilustres escritores y editores, en el marco del lanzamiento de la vigésima tercera edición de «Livres en Folie» la más prestigiosa feria del libro del país. Para mí es una gran satisfacción estar aquí con ustedes.

No puedo ocultar la emoción que siento al compartir con ustedes el día de hoy, unos días antes de la inauguración de la más grande feria del libro de Haití, la cual reúne a todas las edades, todas las clases sociales y a todas las generaciones. Esta feria es fruto de un deseo de unión y de la expresión de un conocimiento técnico y de gestión.

«Livres en Folie» llega a la edad adulta este año y se ha convertido sin duda alguna en la principal manifestación cultural de Haití, no solo por la cantidad de participantes con la que cuenta sino también por el abanico de talentos que presenta. Hago propicia la ocasión como Jefe de Estado para rendir un sincero homenaje al Nouvelliste, el periódico haitiano más antiguo.  Dicho periódico con la colaboración de Unibank y la Empresa de ron Barbancourt han creado un espacio cultural, el cual se ha convertido en una de las ferias del libro más importantes de Haití. Pido al público asistente que me acompañe a brindarle un caluroso aplauso y mis más sinceras felicitaciones al más antiguo representante de la prensa haitiana, así como también a todos aquellos que han hecho posible este evento.

Mis felicitaciones más sinceras son para ustedes los escritores exitosos, escritores reconocidos y también a los escritores en ciernes. Ustedes son verdaderos embajadores de la cultura haitiana. Asimismo, extiendo mis felicitaciones a los editores, impresores y promotores de la industria del libro.

Sin lugar a dudas, la edición 2017 de esta feria del libro, la primera de mi mandato, es para mí de gran importancia pues he tenido la oportunidad de expresar mis opiniones sobre el lugar que ocupa el libro en las políticas públicas en el campo cultural y educativo.

Mujeres y hombres de letras y editores de mi país,

De todos los bienes económicos de los cuales hacemos uso en nuestra vida cotidiana, el libro forma parte de una categoría especial. No es que sea más importante que otras, pero su rol va más allá del consumo diario.

Un libro no es un bien perecedero, este escapa a los estragos del tiempo. Ciertamente, sus páginas se vuelven amarillas con el paso del tiempo, pero ellas contienen los trazos de la sabiduría de las generaciones que nos han precedido.  Son muchos los libros que dan respuestas a las preguntas que surgen en todas las latitudes y en todo momento a aquellos que encuentran «un no sé qué» en sus páginas. El libro sale de lo cotidiano; de lo banal para llenar una espera que no se puede definir. El libro desafía el paso del tiempo y como producto, escapa a toda definición limitada.

Ciertamente, hay libros que educan e informan. Es sin duda su primera misión. Sin embargo, hay otros que son como tesoros, como la botella en el mar en la cual se condensa el futuro del mundo.  Los Libros cambian vidas, inspiran, despiertan vocaciones y ayudan a hacer elecciones. Los libros también tienen la virtud de ser compañeros, los viejos amigos que siempre están disponibles y con los cuales puedes contar   en cualquier momento y en todas las cosas.

El libro es un elemento de nuestro patrimonio cultural. Forma parte junto a la pintura, las artes visuales, la danza y la música de nuestra riqueza cultural.  Haití tiene un territorio de 27750 kilómetros cuadrados, sin embargo, su rico patrimonio se proyecta hacia los cinco continentes.

Rindo un emotivo homenaje a los escritores de este país. Aquellos del pasado tales como: Léon Laleau, Frédérique Marcelin, Émile Roumer, Jacques Stephen Alexis, Alain Turnier, Franck Fouché, Félix Morisseau-Leroy y a los escritores actuales como Dany Laferrière, Gary Victor, Eddwidge Danticat, Makenzy Orcel, Odette Roy Fombrun, Ketly Mars, Yanick Lahens, Jean-Claude Fignolé, Lyonel Trouillot y a nuestro «Mapou» nacional Franck Étienne y algunos otros que no he mencionado pero que también merecen ser parte de esta lista.

Quisiéramos destacar las numerosas iniciativas de jóvenes escritores, poetas, artistas quienes se reúnen en el seno de los clubes artísticos y literarios y de asociaciones culturales.  Particularmente, reitero mi reconocimiento a la iniciativa de los «viernes literarios» moderados por Lyonel Trouillot y Ali Acacia.

Nos podemos dejar de rendir homenaje a Dieudonné Fardin, monumento viviente, quien se ha encargado a lo largo de los años de asegurar la reedición y la difusión de las obras de nuestro patrimonio intelectual, el cual, sin su apoyo habría desaparecido. También quiero rendir homenaje a otros dos invitados de la Feria del libro 2017: a la Señora Odette Roy Fombrun y a Makenzie Orcel. Un gran aplauso para ellos.

Asimismo, agradecemos el apoyo de todos aquellos que garantizan el vínculo entre los autores y los lectores como lo son los editores, impresores y libreros. Quiero que sepan lo mucho que aprecio el extraordinario trabajo que realizan en defensa de la ilustración y de la cultura haitiana. Soy producto de una generación que creció con una gran admiración por los libros, una curiosidad por nuestras dos lenguas de expresión cultural y un gran amor por nuestros pensadores y escritores; tan numerosos y originales a pesar de las vicisitudes de todo tipo.

Por el encuentro de grandes culturas, las cuales se encontraron en un momento de nuestra historia en nuestro suelo, garantizaré políticas públicas que reflejen en la educación y en la vida económica la promoción del inglés y del español como expresión de pertenencia al espacio caribe y del refuerzo de nuestras relaciones con nuestros hermanos y hermanas de las diásporas anglófonas, francófonas e hispanohablantes. No estamos condenados a un enfrentamiento creole francés. Salgamos por todo lo alto y afirmemos nuestra aspiración al multilingüismo y a la valoración de nuestra cultura.

¿Se le puede permitir a un Presidente soñar? Imagino en el área central de Puerto Príncipe la construcción de un gran Palacio de Artes haitianas con salas multimedia, salas de exposición y una biblioteca. De allí saldrían cuatro grandes arterias las cuales simbolizarían la proyección hacia los cuatro puntos del país de este homenaje a nuestra vibrante cultura. Extiendo una invitación a los arquitectos de nuestro país a la materialización de este sueño y a que contribuyan con la realización de esta estructura. Es tiempo de que nos proyectemos con optimismo hacia el futuro.

Las obras de los brasileños Jorge Amado y Paulo Coelho, pasando por las de Víctor Hugo, Jean-Paul Sartre, Aimé Césaire y también de nuestro Jacques Roumain forman parte del patrimonio cultural de nuestro mundo, al cual tiene acceso toda la humanidad. Ningún diplomático promueve tanto el diálogo entre los hombres de todas las razas y de todos los continentes. Como la música y el arte, el libro es un puente entre los pueblos, da y recibe, como decía el Presidente Poeta Léopold S. Senghor «Si quieres la paz, promueve el libro».

En el marco de este diálogo invito a todos los haitianos, todos los servicios del Estado, en particular al Ministerio de Cultura y al Ministerio de Educación, a otorgarle un lugar prioritario a la fiesta del Libro que es en mi opinión la fiesta del pensamiento. El libro es un amigo, un compañero de viaje, un consejero, una referencia, pero sobre todo un instrumento de diálogo y de intercambio democrático entre nosotros mismos y los otros. Procuremos hacer de esta nueva edición de la feria del libro haitiano la ocasión de crear un puente entre nosotros y los otros, entre nuestras diferencias y nuestras identidades, entre el pasado y el presente.  Esta es, en mi opinión, la mejor manera de mejorar y de construir el futuro.

 

Larga vida y éxito a «La Feria del Libro».

 

Muchas gracias.