10 de diciembre de 2013: Hoy el mundo celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos. El brillo de esta celebración se ve reforzada por el hecho de que hace 20 años se dio un gran paso hacia un mundo más humano y más justo a través de la adopción de la Declaración y Programa de Acción de Viena. Por medio de esta declaración, el mundo afirma claramente que los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí; asimismo, se instó a los Estados a promover y proteger a todos sus ciudadanos, independientemente de su sistema político, económico y cultural. Es una celebración universal que reviste para Haití de un significado particular en un momento en el cual el gobierno no escatima esfuerzos para asegurar que ningún ciudadano tenga que hacer recriminaciones acerca de sus derechos fundamentales. Esta es una oportunidad para que recordemos que el mayor enemigo de los derechos humanos es la pobreza. La batalla por los derechos humanos es, ante todo, una lucha por el desarrollo, la educación y la cultura. Esta es una batalla que se puede ganar de forma colectiva.

Además, más allá de toda la fraseología, el gobierno aspira que este día de celebración sea también uno de solemne compromiso de todos los haitianos por trabajar desinteresadamente para la construcción del estado de derecho que todos deseamos. A pesar de los avances que se han producido en el campo de los derechos humanos desde la llegada al poder del Presidente Martelly, este ideal no puede lograrse plenamente sin algunos cambios en nuestras prácticas políticas y sociales. De no realizarse estos cambios en nuestra forma de pensar y en nuestra forma actuar, sería, como expresó Einstein una y otra vez, hacer y rehacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes. La democracia sólo puede florecer en la verdad. Que cada uno de nosotros, trabaje para hacer esclarecer esta verdad en cualquier sitio que este. Necesitamos más que nunca  pensar colectivamente; no quedar atrapado en las trampas del individualismo y el egoísmo. Debemos construir juntos el estado de derecho con el cual sueña el pueblo. Este día de celebración debe ser también un tiempo de reflexión y un tiempo de introspección; la democracia debe unir y no dividir; la democracia debe construir y no destruir. Si la aprobación de la Declaración y Programa de Acción de Viena fue un hito importante en la búsqueda de los derechos humanos universales, vamos a asegurarnos de que este día sea un hito importante en la lucha del pueblo haitiano para el disfrute de los derechos humanos. Nos comprometemos de forma individual a contribuir con la verdad y con lo mejor de nuestras capacidades con la finalidad construir este imperio de la ley que ya ha tardado mucho en concretarse. A pesar de la crisis multidimensional que enfrenta nuestra sociedad desde hace varios años, el gobierno continúa con sus esfuerzos y ha logrado un largo viaje en el camino hacia este ideal.

Al establecer inicialmente la Oficina de la Ministra delegada encargada de los Derechos Humanos y la Lucha contra la Pobreza Extrema y, en segundo lugar, el Comité Interministerial de Derechos Humanos, la Administración del Presidente Martelly y el Gobierno del Primer Ministro Lamothe traducen en lo concreto la urgencia de implementar una estructura adecuada para tratar con calma y sin prisas todos los obstáculos para la construcción del Estado de Derecho.

La libertad de expresión es ya una realidad en nuestro país. Nuestra política se combina con nuestros programas de alcance social, los cuales han comenzado a construir una avenida en la lucha contra la pobreza, uno de nuestros dos grandes enemigos; el otro es la división. La recuperación agrícola cuyo objetivo final es garantizar a la población haitiana que todos los alimentos sean suficientes en calidad y cantidad ha rendido frutos: la producción de arroz aumentó en casi un 18 % durante este año, 900 mil haitianos en circunstancias difíciles han pasado de la inseguridad alimentaria a la seguridad, y cerca de 250.000 personas son definitivamente fuera de la zona roja del mapa de la inseguridad alimentaria.

En términos de seguridad, la tasa de homicidios y secuestros se ha reducido en más del 50% durante el pasado año. Más allá de algunos malentendidos en el aprendizaje democrático que buscan disminuir nuestro curso para construir este sueño de Haití, la nación entera finalmente puede vislumbrar el final del túnel. Haití ya ha tomado el camino para convertirse en una tierra prometida para todos los haitianos, que verán todos sus deseos de orden material satisfechos, verán a sus hijos recibir una educación de calidad y el disfrute del derecho a la salud. La población haitiana se sentirá orgullosa de vivir en un país soberano, donde nunca se violará ninguno de sus derechos.

El Gobierno invita a la nación a celebrar juntos el innegable progreso hacia estos ideales, y compartir el sueño que todos llevamos en lo profundo de nuestras almas, y lo más importante, a trabajar decididamente para que caduque tan pronto como sea posible nuestra la situación actual, y seamos ese pueblo que en la historia del mundo debe que ser un modelo de respeto a la más fundamental de los derechos humanos: la libertad.

Oficina de Comunicación de la Ministra delegada ante el Primer Ministro, responsable de los Derechos Humanos y la Lucha contra la Pobreza Extrema